Katherina Goregliad
Psicóloga Terapeuta

Nuestra sexualidad es parte del ejercicio de nuestra libertad, y es un acto que se realiza amparado en dicha libertad y además en el derecho a la intimidad, es decir, los actos de la sexualidad son netamente de carácter reservado, salvo consentimiento expreso de las partes para exponerlo en público y/o a través de redes sociales. Sin embargo, viene dándose el quiebre de dicha libertad sexual y el de la intimidad; delincuentes vienen aplicando la denominada “sextorsión”

La sexortorsión busca obtener una ventaja económica, o de otra índole, al divulgar a través de redes sociales el acto sexual que se ha ejercido en algún momento de nuestra vida y del que no se ha dado consentimiento para hacerlo. Es decir, puede ser que como parte de nuestra libertad, en algún momento, se ha grabado el acto sexual; sin embargo, una de las partes decide, de manera arbitraria y con ánimo de dañar al otro, exponer el vídeo en las redes sociales como Facebook, Instagram, etc; normalmente estos casos se dan entre ex parejas. Téngase presente que siempre la exposición sexual, además de tener una intención de perjudicar al otro, busca obtener, siempre, una ventaja; para el caso de los “ex” quizá busquen retener a la persona a cambio de no publicar el vídeo. No obstante, también existen casos, donde la pareja, encontrándose en un ambiente privado (como en un hotel u hostal) es grabada con cámaras ocultas y después son víctimas del delito.

La sextorsión es sancionada por el Código Penal. No se puede permitir violar ni la libertad sexual, ni mucho menos la intimidad. Según la Ejecutoria Suprema del 26 de mayo de 1999. Exp. Nº 1552-1999, Lima, “El delito de extorsión es de naturaleza plurisofensiva, por atentar contra bienes jurídicos diversos como la libertad, integridad física y psíquica de las personas, así como el patrimonio, siendo este último el bien jurídico relevante”[1]. Es decir, no solo se daña nuestra libertad, sino también nuestro patrimonio, además de nuestra integridad psíquica. En este último punto, sobre el estado psíquico, el (los) extorsionado(s) ingresan en un estado de ansiedad severo pues ven en riesgo su intimidad a través de la exposición de la práctica sexual que han ejercido; nadie tiene derecho a saber qué me gusta o no, cómo lo hago o no, qué digo o no, cuando se realiza el acto sexual. Para finalizar con el argumento legal, a la extorsión se pueden sumar figuras como la coacción y el chantaje, las mismas que tienen penas privativas de la libertad: cárcel!

¿Qué hacer frente a la sextorsión?

No tengas miedo. El extorsionador querrá sentir poder sobre la víctima. No ingreses al juego perverso del gato y del ratón. Tú no eres el ratón; nadie puede cazarte ni someterte.
Denuncia al extorsionador. Busca asesoría de un abogado para que te oriente y así puedas hacer que pague el delito con todo el peso de la ley.
Busca ayuda de un psicólogo. Estos momentos de estrés son muy difíciles de afrontar. Recuerda que el extorsionador no solo busca dañar tu imagen, sino también tu psiquis. El psicólogo te ayudará a afrontar este proceso y a controlar el estrés y la ansiedad que puedan presentarse.

Finalmente, no se deje someter por el extorsionador si no será un calvario el que vivirá. Recordemos que el extorsionador nunca va a parar por él mismo porque solo quiere demostrar poder y lograr sometimiento; hoy nos pide dinero, mañana más dinero o nuevamente sexo. Él se siente el dueño del juego y el extorsionado solo es una ficha en su ajedrez. Denúncialo y afróntalo con ayuda de profesionales, esta será la única manera de dejar de ser el ratón.

[1] Legis.pe del 29 de enero de 2018. Consultado el 05 de marzo en:  http://legis.pe/preguntas-respuestas-delito-extorsion-jurisprudencia/