Katherina Goregliad Psicóloga – Terapeuta
Estamos próximos al inicio de las clases escolares y sabemos que no siempre la idea de empezar estas actividades es de agrado para nuestros hijos. En algunos casos, incluso, resulta un tormento para ellos y hasta lloran para que no los dejemos o se resisten a ir (inventando alguna dolencia física), generando ansiedad. La pregunta es: ¿por qué mi hijo no desea regresar al Colegio? ¿qué sucede para que no tenga ánimos o se resista y pida quedarse conmigo? En este breve comentario, hablaremos de algunas razones del desgano, miedo, ansiedad y la alteración de las emociones que se generan en nuestros hijos cuando llega el momento de retomar la vida escolar.
Cuando nuestros hijos se niegan a asistir al Colegio es porque están sintiendo miedo o, incluso, presentando algunos síntomas de ansiedad. En este escenario pueden surgir dos situaciones: el apego que se ha dado producto de las vacaciones donde los hijos han compartido más tiempo con los padres o, la segunda opción, es que no desean volver a vivir experiencias de angustia o dolor que experimentaron en el Colegio (como, por ejemplo, el que hayan sufrido bullying).
Analizando la primera situación (la del apego) debemos ser cautelosos pues, algunas veces, insistimos en que nuestros hijos se queden en el Colegio, a pesar de su negativa, y quizá lo entendamos como simple engreimiento. Lo ideal, es que los padres, ante el pedido de no abandono, acompañen al hijo hasta que comprenda que la separación es transitoria y que después habrá un reencuentro satisfactorio. Si es necesario, siempre recomiendo quedarnos unos minutos con ellos, dentro del aula o del Colegio, hasta que estabilice sus emociones.
Quedarnos con nuestros hijos, hablarles y darles cariño significará que nosotros, los padres, siempre estaremos para ellos; solo se quedarán unas horas en actividades que contribuirán con su aprendizaje físico y mental. Asimismo, cuando retornan al hogar, debemos preguntarles sobre lo aprendido y de las actividades que realizaron, de esta manera ellos sabrán que lo que realizan en el Colegio es sumamente importante.
Sabemos que hoy en día, los padres tienen una vida laboral agitada, pero es importante administrar nuestros tiempos para no provocar vacíos emocionales en nuestros hijos porque más adelante, se verán conductas de rebeldía o resentimiento afectando los vínculos con los padres. Respecto al segundo punto, este puede dividirse en dos situaciones: conflictos con el docente o con los compañeros de aula, donde se hablaría de bullying. En el primer caso, es necesario conversar con el docente y conocer su apreciación de por qué nuestro hijo se siente asustado. Que nos explique su metodología de trabajo; muchas veces los estudiantes confunden exigencia académica con abuso de poder y se estigmatiza al profesor. Si es así, nuestra labor, como padres, consiste en explicarles el trabajo que tiene el docente dentro del aula y que no se le estigmatice, donde: exigencia = maldad.
La otra posibilidad, es el abuso escolar o denominado bullying.
Para Ortega (2010) el bullying es:
una forma ilegítima de confrontación de intereses o necesidades en la que uno de los protagonistas adopta el rol dominante y obliga por la fuerza a que el otro esté en un rol de sumisión, causándole con ello un daño que puede ser físico, social o moral
Según el concepto propuesto por Ortega, se pueden observar elementos que definen el bullying , como son:
1. Existe una víctima, atacada por un agresor más fuerte o grupos de agresores.
2. Existe una desigualdad de poderes y una situación de indefensión por parte del agredido.
3. La acción agresiva es reiterada, puede ser física, verbal o psicológica y sucede durante un periodo de tiempo.
4. Existe en todos los espacios de interacción de la escuela.
En conclusión, sea cual fuere la situación que se presente, según lo hemos propuesto en los párrafos anteriores, cuando nuestros hijos no desean volver al Colegio será deber de los padres prestar atención a esa angustia o miedo que manifiestan porque existen razones para que así sea. Por lo tanto, nuestro trabajo está en explorar, junto con ellos, las causas que provocan sus miedos y/o angustias. En el caso de no poder descubrir las razones de sus miedos, es el momento de buscar a un especialista que nos ayude a superar esta etapa porque los efectos que se provocan pueden marcar la vida de nuestros hijos de una manera negativa.
[1] Delgado, Gladys. (2012). Violencia en la escuela: actores involucrados. Revista de Investigación, 36(75), 53-65. Recuperado en 03 de febrero de 2020, de http://ve.scielo.org/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1010-29142012000100004&lng=es&tlng=es.
[1] Idem. Delgado, Gladys. (2012).